“Uganda ya tiene presuntamente la primera víctima tras la aprobación de una ley que condenará a los homosexuales a la pena de cadena perpetua, además conllevará la ejecución de los activistas que intentan luchar por los derechos de la comunidad homosexual que a día de hoy está viviendo la peor vuelta a una homofobia, que se creía haber superado”. http://www.actualyciencia.es/ un-homosexual-es-quemado-vivo-e n-uganda-tras-la-entrada-en-vi gor-de-la-ley-antigay/
Algunos dicen que el hombre era gay, otros dicen que era un ladrón. Algunos medios de comunicación informaron que esta acción se llevó a cabo en Uganda, los demás dicen que en Nigeria.
A mi me da igual, incluso aunque sea un fotomontaje, un viral o un “hoax”, pues la auténtica verdad es que ambos países tienen importantes apoyos entre la población que creen que los homosexuales deben ser ejecutados y los ladrones deben tener sus extremidades amputadas.
Este es el camino de la oscuridad y de la autodestrucción.
¿Dónde están la compasión, el amor, la tolerancia y el perdón que son la quintaesencia del verdadero camino espiritual o del laicismo “espiritualmente lúcido”? ¿Qué diferencia hay entre un gay, un heterosexual, un creyente, un ateo o un simple ser humano confuso y cansado de tanta injusticia?
¿Cómo pueden arrogarse “autoridad” un imán, un sacerdote, un pastor o un político para ratificar “leyes” aberrantes como las mencionadas?
¿O incluso un pueblo que apruebe tales abominaciones?
En Europa podemos rebuscar en el pasado reciente acciones similares.
¿Admiramos o en todo caso toleramos a los corruptos políticos y empresarios que empobrecen nuestras vidas mientras ellos engordan sus paraísos fiscales?
¿Y hacemos la “vista gorda” ante quienes deberíamos defender con “razones y acciones” por tanta injusticia, vergüenza y fanatismo que sufren?
No mires sólo a Uganda, mira a tu vecino, a tu ciudad, a tu comunidad… a tu país.
Y por encima de los prejuicios ciegos que puedas aún tener como cristiano debes defender al que sufre, al pobre, al humillado, al “diferente” (¿?), al gay, al desahuciado, al engañado, al explotado… a tu hermano. Porque “ese otro” eres “tu mismo”, es un reflejo prístino del mensaje que Cristo nos ha dejado escrito en el corazón... pero que a muchos aún no les ha llegado a la mente ni mucho menos a la conciencia.
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