
Él me enseñó los secretos históricos de la comarca del Sil, de Monforte de Lemos y, sobre todo, de la verdadera amistad más allá de las ideologías. Era (es) un alma singular, respetuoso, amigo de los amigos y benevolente con los enemigos (que dudo los tuviera). Era un renacentista, un “quijote” valiente, comprometido con la injusticia social.
Carlos fue un Maestro, un luchador y un espíritu libre. Ejemplo de bonhomía y de transparencia; un ser humano excepcional, sin dobleces ni rincones oscuros.
Carlos me ha enseñado mucho, no solo era una enciclopedia de
sabiduría sobre Galicia, la
Ribeira Sacra y las plantas medicinales sino que era un
viajero infatigable: Israel, Marruecos, el Sahara, Sudamérica…
Su compromiso firme y solidario con los derechos humanos y
la democracia eran su única bandera.
¡Descansa en paz y duerme en la Gloria del Señor, mi
querido hermano y amigo! Has dejado muchas semillas de amor y de luz en
nuestras almas tristes.
Personas como tu hacen que no perdamos la esperanza en el
ser humano.
No olvidemos tampoco a Ángeles, su abnegada esposa y
compañera, siempre a su lado, fuerte, generosa y humilde.
Que el Señor derrame infinitas bendiciones sobre ella y su familia, en estos duros momentos.
Que el Señor derrame infinitas bendiciones sobre ella y su familia, en estos duros momentos.