sábado, 13 de abril de 2013

HERMANOS EN CRISTO



El cristianismo reconoce que la verdadera compasión es la que nos convierte en "creadores" después del Padre: "Sed perfectos como mi Padre es perfecto". Es creador quien introduce su existencia en lo creado por el Señor, pero con absoluta ausencia del ego, para ayudar a transportar cruces, no para erigirlas,
Hemos sido creados "escandalosamente libres", como diría X. Pikaza. Ser libre para reconocer mi dolor pero también el dolor ajeno; lo que conmueve y lo que desagrada, aunque vayan juntos en el camino del "Calvario".
La compasión es "expansiva" y la huida "constrictiva", a pesar de la ilusoria sensación contradictoria.
Cristo gime con los hombres ("se estremece en Espíritu", como sintió ante la muerte de Lázaro), esperando la verdadera hermandad humana universal (Rom 8, 19 s).
El dolor compartido es la esperanza de un cambio radical en el curso doloroso de la historia humana. Como cristianos debemos ayudar a transportar la cruz a los que ya no pueden más, en lugar de "crucificar" a otros hermanos cristianos por el mero hecho de pertenecer a "otras iglesias". ¿Dónde está el perdón que Cristo nos manifiesta?
"Bienaventurado el que sabe que compartir un dolor es dividirlo y compartir una alegría es multiplicarla." (Facundo Cabral)
Con el Rvdo. Heller en Madrid.
Cuando observo a cualquier miembro de una u otra iglesia cristiana, ya sea laico o del clero, solo puedo sentir que es mi hermano. Si vivimos el Evangelio con el cuerpo, la palabra, la mente y el corazón solo podemos manifestar unidad, nunca separación. Lo que sostiene esta fraternidad es el espíritu, la verdad y autenticidad del ser y de todos los seres; el sentir y creer íntimo a la luz de Dios que identifica y diferencia a cada persona : "¿Quién es mi madre y mis hermanos?, los que hacen la voluntad del Padre..." (Mt 3,31-35).
El verdadero amor fraterno es "amar al prójimo como a sí mismo" y a los hermanos en Cristo como El les amó. Unidad en el respeto y el Amor en Cristo, aunque militemos en distintas iglesias.
Unidos en el amor cristiano no significa disolvernos como entidades o individuos que profesan la misma fe, aunque militemos en distintas congregaciones con sus diversos "matices" humanos.
Católico-Romanos, anglicanos, ortodoxos, bautistas, luteranos..."hermanos, mis hermanos".