domingo, 28 de agosto de 2016

CELEBRACIÓN DE LA SANTA COMUNIÓN EN EL "CENTRO ANGLICANO DE CORUÑA"

Un domingo más nos desplazamos desde Vigo para oficiar la Santa Eucaristía en el "Centro Anglicano de Coruña", coordinado por los hermanosJosé Luís Mesias y Elisabeth. En el tren compartimos plaza el tesorero diocesano de la Iere D. JOsé Antonio Rodríguez Pérez, mi mujer Amparo y un servidor, Francisco Javier Alonso. Hoy asistieron también alumnos míos de Coruña y Ferrol, para escuchar con atención la Palabra de Dios, recibiendo después el Sacramento Eucarístico. 
De Coruña y alrededores acudieron Bea, su marido y su hijo, así como Ana, con su madre y hermana. ¡El Señor nos regaló una lluvia de bendiciones este maravilloso domingo! 
Oramos también por nuestra querida hermana Rosa Mari, esposa de JOsé Antonio, que se encuentra hospitalizada en el "Centro Médico Povisa" de Vigo. Rogamos vuestras oraciones por ella, pues su estado es delicado. 




domingo, 7 de agosto de 2016

“LA VÍA CONTEMPLATIVA SECULAR”

Siempre me ha fascinado la forma de vida monástica y las prácticas derivadas de ella. Tenéis que perdonar la extensión de este artículo, a través del cual deseo ofrecer una visión coherente de la vía contemplativa en el ámbito secular, en pleno siglo XXI. 
La tradición de la meditación y la práctica contemplativa en el ámbito cristiano aparece, por ejemplo, en los Hechos de los Apóstoles, donde leemos que el diácono Felipe tenía cinco hijas y que ellas se dedicaban completamente a la oración y la meditación. También se nos dice también que Pedro y Pablo a menudo oraban y meditaban. Hay docenas de referencias en las Escrituras. 
Alrededor del año 300 después de Cristo “los padres del desierto” consolidan el monaquismo contemplativo. Esto ocurrió simultáneamente en varios países del Medio Oriente; en Siria, en Palestina y especialmente en Egipto. De esta forma la práctica de oración y meditación se consolidan y pasan a ser la vía a la contemplación. 
La quietud interior ("apatheia") es el requisito fundamental para que la meditación y la contemplación nos conecten con la vida espiritual. Los primeros monjes lo llamaron “mente silenciosa” o “pureza de corazón”. Por ejemplo, Juan Casiano, una de las figuras más prominentes en la tradición occidental, usa este término, así como Benito de Nursia, llamado el “Padre del monasticismo occidental”.
Cada ejercicio o práctica que uno hace en oración o meditación, ya sea cantando o recitando oraciones, están dirigidas a crear un silencio interior, una tranquilidad interna que nos pone en el mismo estado, en la misma condición que experimentó el Profeta Elías en la cueva, cuando “sintió pasar por delante la brisa de Dios”. En el silencio podemos ver a Dios cara a cara, como Elías. Esta "apatheia" está más allá del pensamiento, más allá de toda descripción... Va más allá de la imaginación, de la emoción. Simplemente estamos en Su presencia. 
"Thomas Merton, un monje del siglo XX"
Este monje cisterciense de la Abadía estadounidense de Gethsemani, ganador del premio Pulitzer con su obra clásica “La montaña de los siete círculos”, falleció en 1968, en Bangkok, con motivo de un viaje a Asia para participar en un encuentro intermonástico. Es quizá quien mejor ha sabido traducir al lenguaje moderno los temas fundamentales de la vida monástica y de la vida espiritual cristiana, a la vez que supo integrar en su vocación monástica un fructífero diálogo con el “mundo”.
Los escritos de Merton han sido un pilar en mi vida que me ayudaron a reconectar con el “silencio interior” haciendo que durante mis estudios teológicos fuese entrando poco a poco en la práctica del “monasticismo secular”. 
"Monjes seculares"
En los últimos años se ha ido consolidando una corriente cristiana que nos ofrece descubrir la vía contemplativa en medio de la actividad secular. Ha contribuido a revitalizar el interés por el desarrollo contemplativo. Hay un renacer de nuevas comunidades contemplativas insertadas en medio de la vida cotidiana, con formas y costumbres que, aunque inspiradas en las reglas y prácticas de benedictinos y cartujos, permite una vida contemplativa más fluida y desahogada (y mucho más atractiva para los jóvenes de hoy) en medio de la vida y quehaceres cotidianos. 
Muchos monjes y monjas que viven en monasterios, así como “monjes seculares”, en su vida sencilla y comprometida, siguen cantando en sus himnos del oficio vespertino esta estrofa maravillosa, que define muy bien lo que es la vía contemplativa:
"Dichoso el fascinado por tu rostro, Señor Jesús,
y cuyo amor en todo vio la huella de tu imagen.
Dichoso el despojado por presencia: Tú le invadiste,
asido a Ti te deja ver su vida en transparencia.
Viviente icono de tu misterio en el camino:
dichoso aquel, Señor Jesús, que pasa
en tus manos contigo al Padre". 
Estos monjes seculares llevan una vida sencilla. En sus hogares se puede experimentar el silencio y la oración. Apenas ven la televisión, por ejemplo, y en sus trabajos practican la Presencia de Dios en sus corazones, mirando el mundo y su mismo trabajo con los ojos de la caridad y del amor cristianos. 
Independientemente de los ingresos que tengan han hecho de la frugalidad una de las virtudes principales. Veamos una aproximación a su definición: “Frugalidad es la cualidad de ser ahorrativo, próspero, prudente y económico en el uso de recursos consumibles (como la comida o el agua), así como optimizar el uso del tiempo y el dinero para evitar el desperdicio, el derroche y la extravagancia”. 
La frugalidad nos sensibiliza con aquellos que menos tienen y a su vez posibilita que podamos dar aquello que ahorramos (caridad) a aquellos que de verdad lo necesitan. 
La frugalidad es un antídoto contra el veneno de la codicia y la desmesura.
Vivir como monjes seculares, en familia o en soledad, está al alcance de todos los que han sentido la llamada a la Vida Contemplativa sin necesidad de abandonar la familia, el trabajo o la vida en sociedad. 
Un monje urbano se llena de la plenitud del Señor con cada amanecer o anochecer, con las oraciones en el silencio de su corazón, con el ciclo de la vida diaria. Ha aprendido a “vaciarse” de apegos y egoísmo ("kénosis") para ver la vida con los ojos compasivos de Cristo (Jesucristo "se vació a sí mismo": heauton ekénosen) y a amar al prójimo como a uno mismo. 
Y que mejor colofón que esta descripción del monaquismo urbano que nos ofrece una pequeña comunidad de “monjes seculares” ubicada en Sevilla: 
“Somos monjes urbanos que vivimos en la ciudad, en nuestros hogares, solitarios o en comunidad. Intentamos mediante la oración, la meditación y la contemplación vivir y seguir la voluntad del Señor. Practicamos la Presencia de Dios en todo momento, ya sea en la quietud de nuestro hogar, que se convierte para nosotros en monasterio, como en medio de nuestras labores cotidianas”. ‪#‎Monasticismo‬ ‪#‎Monacato‬ ‪#‎Contemplación‬‪#‎Oración‬ ‪#‎Meditación‬ ‪#‎MonjesSeculares‬ ‪#‎MonjesUrbanos‬ ‪#‎JuanCasiano‬‪#‎PadresDelDesierto‬ ‪#‎LectioDivina‬